lunes, 14 de enero de 2008

La buena música: el arte de Iron Maiden

La música es un arte y la vida en cierta forma también lo es. Hay así géneros musicales, en ellos bandas y de ellas canciones que, por algún motivo que desconocemos y en algún momento de nuestra existencia, nos ha tocado como "la delicada pero efervescente mano de lo que amamos -una mujer, diría yo" en lo más profundo de nuestro ser.
No sabemos qué es exactamente y por qué ese grupo, esa cantante, ese instrumental y sus canciones penetran tan profundamente en nuestra sensibilidad, nos transportan a otro estado de fina percepción y nos hacen ver -al menos parcialmente- la vida de otra manera, la vida "en el color de una sensual sonrisa de mujer".
Esta otra manera de sentir las cosa, nos da vida y con ella una fuerza especial para seguir viviendo -sobreviviendo-, en este mundo tantas veces poco humano e infeliz, dándonos esa fuerza misteriosa para reír.
Este es el caso -en el mundo del Rock- de Iron Maiden, la banda británica, liderada -a pesar de ser Steve Harris, el bajista, su fundador- por Bruce Dickinson, una de las voces más originales, potentes y virtuosas en el mundo del Heavy Metal y el Rock. Su música, que se ha caracterizado por un sonido fuerte y lleno de virtuosismo, y de letras con aparentes simbologías al "satanismo", no es otra cosa que la mejor expresión de rock fuerte y potente -en las cuerdas de Harris y Gers- y el fino y "divino" virtuosismo en las curiosas oscilaciones melódicas -de Dickinson y Smith- para componer canciones -sobre todo melodías- que, desde hace más de dos décadas, nos hacen sentir "la totalidad de la vida" de manera intensa y armoniosa.
Canciones como The Trooper, Halloweed by the Name, Wasting Love o Blood Bhroters son ya clásicos del Heavy Metal en particular y del Rock en general.
En sí, el arte melódico en las oscilaciones de fina agudeza de Bruce Dickinson, hacen, sin descartar sobre todo la guitarra de Adrian Smith y el bajo de Steve Harris, de Maiden la banda de mejor performance en el altibajo mundo del metal.
Aquí, una de las canciones que más amo: Wasting Love.